Solo una persona que ha tenido cáncer entiende lo que es
vivir con ese recuerdo toda la vida. Es motivo de orgullo y alegría haberlo
superado. Todos los que hemos logrado superarlo nos sentimos orgullosos de
nosotros mismos y de lo que hemos conseguido. Algunas veces el camino es más
largo, otras veces más corto, pero es duro para todas las personas que se
someten o se han sometido a cualquier tratamiento contra el cáncer.
Como ya dije en la entrada anterior, esta entrada es una
reflexión, una vista panorámica del antes, el durante y el después de mi
cáncer. No todo es blanco o negro. No todos los momentos que pasamos durante el
tratamiento son malos, y no todos los momentos del después son buenos.
Yo recuerdo, que cuando me diagnosticaron, sentí que por fin
habían encontrado mi mal, que por fin me encontraría bien cuando hubiese
terminado, y que me sentiría como una persona normal. Será que todavía arrastro
efectos secundarios, y que mi cuerpo aun no se ha recuperado del venenito
curativo, pero una vez que he empezado a tener una vida totalmente normal, con
sus rutinas y sus tareas post-verano, me siento débil. Siento que no puedo seguir
el ritmo de una persona sana 100%, que me canso cuando ando distancias
relativamente cortas, y que sudo y tirito en muchas ocasiones. Serán los restos
de la caca que nos meten… Todo parecía demasiado bonito cuando en junio me
quitaron el catéter y me sentía completamente sana y vital… ahora siento que no
tengo bicho, pero si una falta de fuelle que tendré que ir cogiendo si quiero
superar el día a día.
Ahora lo veo todo desde un punto de vista más calmado y
objetivo, y sinceramente me sorprendo a mi misma de cómo lo he llevado tan
bien. Porque nunca jamás he sentido algo tan horrible como lo que sentía el día
que me daban la quimio. Nunca me había dolido tanto todo el cuerpo (y con todo
el cuerpo, me refiero a todo el cuerpo, uñas, labios, pies, manos, piernas,
tripa, cabeza… y me hubiera dolido el pelo si lo hubiese tenido). Recuerdo
cuando me encontraba fatal, como nunca me había encontrado, y sonreía. Una vez
mi madre llegó a decirme: ¡¡PERO LLORA HIJA!!
Lo curioso es, que la etapa de llorar, y de sentirme vacía,
sola y triste, fue la etapa de después de la quimioterapia. Esa en la que no
sabes si todo ha merecido la pena, si estás curada o no. Esa etapa es en la que
la cabeza da vueltas y vueltas. A mi por ejemplo, esa etapa terminó por
descolocarlo todo. Mis sentimientos cambiaron y con eso mi vida cambió. La
quimio te hace replantearte la vida. A mi me hizo darme cuenta de que tenía que
cambiar, que no quería vivir la vida que yo misma me imponía. No se si me explico,
pero en resumen, busqué mi felicidad siendo egoísta por primera vez en mi vida.
Ahora soy feliz, aunque en muchas ocasiones me empeño en
buscar problemas donde no los hay. El cáncer me ha hecho más fuerte, pero no
menos llorona y caprichosa de lo que era antes. Muchos amigos incluso, me han
llegado a decir que la curación me ha vuelto loca (me lo dicen claro, con todo
el cariño del mundo) pero creo que tienen parte de razón.
Otra de las cosas vistas desde arriba, desde mi nube de
Goku, son las personas. Las relaciones con la gente, antes, durante y después
del cáncer. Y esto no solo me ha pasado a mi. Es una pena que a muchos de
nosotros, ex enfermos de cáncer, nos sucedan estas cosas. Me explico… durante la quimioterapia, todo eran palabras
bonitas. Aunque hubo personas que me decepcionaron, que no estuvieron lo que yo
me esperaba, esas fueron muy pocas. Pero todos los demás estaban pendientes de
mi, incluso gente con la que nunca había hablado me daba ánimos casi a diario.
Pero luego llega la curación, y la fiesta que todos te prometían cuando estuvieras curada se esfuma. Y
personas que antes te daban ánimos, luego ni siquiera te saludan por la calle.
A lo mejor soy demasiado egocentrica, pero cuando salí a la calle y me junté
con mucha gente, esperaba un “enhorabuena, me alegro de que estes bien” de
algunas personas que después ni siquiera me miraron. ¿Porqué razón todo esto?
No entiendo la actitud de algunas personas con respecto a mi enfermedad… todo
ha sido muy frío con la mayoría de la gente.
Pero por suerte también me he dado cuenta de que tengo
amigos de esos que valen oro, que pase lo que pase están ahí, y que por muchos
días que pasen sin que hablemos, todo es igual cuando nos reencontramos. Hay
personas que antes de mi enfermedad solo eran “coleguitas” y que ahora son
verdaderos amigos. Y también he perdido relación con personas a las que
consideraba amigos antes de mi enfermedad. Y no solo ha sido por mi curación,
lo se, pero en ocasiones no se donde han quedado esas promesas de planes, de
viajes y de fiestas cuando Mery estuviese bien. Pues ya estoy bien… por si
alguien no lo sabía jaja
Acabo esta entrada contandoos que mi primera revisión salió
genial, y que mi querida tía Chon se ha librado de sus 4 ultimas dosis de
quimio y ya va a empezar la radio. Ya no queda nada bonita! La nochebuena de este año será la mejor de todas las que hemos vivido! :)
Y yo ahora estoy malita, pero por suerte con un mal muy
común: la muela del juicio!
Muchas gracias a todos los que seguis siendo la alegría de
mi vida, aunque sea una vulgar persona sana. GRACIAS DE VERDAD!
Y ánimo a mis linfocompis de Linfomas de España, sois
geniales, gracias por no rendiros nunca.